Digo yo que si no tiene en casa la tal Belén Esteban a nadie que la quiera. Porque no se si se da cuenta de que tanto los innombrables de Telecinco, como los buitres que la merodean, están haciendo de ella una gocha de brillante pelaje de la que hacer una suculenta matanza que jubile a unos cuantos.
De esa humilde chacha de barrio que se paseaba en zapatillas de felpa por la panadería del barrio han hecho una estrella mediática abducida por su propio personaje. Ya no sabe ni de donde viene ni hacia donde va. Todos la manipulan, hacen de su vida un show, al estilo El Show de Truman, y mucho me temo que desde las altas esferas del infierno se esté tramando con el flash final, el definitivo: una muerte violenta, salvaje, grosera, obscena, bien planificada, grabada, retransmitida y capitalizada. Por fascículos. Con el Dream Team de los carroñeros despiezando el cadaver en Prime Time. Una sobredosis de jaco, un tiro en la garganta, un salto al vacío, ... quién sabe. Lo verdaderamente importante será que ni una sola gota de sangre ni una sola lágrima de su hija o su madre se escapen a la productora del evento. Y luego se hablará del nuevo ligue de Guti.
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