La verdad es que uno se siente avergonzado de ser ser humano cuando a un Barack Obama le dan un premio Nobel de la Paz por ser negro, o cuando Fidel Castro es firme candidato. No es que me importe mucho el premio en sí, que, como todos, siempre está contaminado, pero me pregunto si el convivir con este estúpido teatrillo de marionetas en el que hemos convertido la sociedad internacional me puede pasar factura en algún momento, no se de qué manera, por no estar de acuerdo con las normas que lo rigen.
Por mi, sinceramente, ojalá le den el Nobel a Fidel, y que en la ceremonia de entrega, un ejército de alienígenas secuestren a premiados y jurado, y sodomicen, con retransmisión en vivo para todo el universo, a unos y otros, con cardos borriqueros y les rasguen los anos hasta la altura de la nuca.
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